¿Qué clase de “mejora” es la que desea ver la Reserva Federal?
Parece muy evidente que la pretendida recuperación económica estadounidense no es tal, y por lo tanto, la Reserva Federal no sube las tasas de interés
En
los últimos años, observar los cambios en la política de tasas de
interés de la Reserva Federal ha sido como observar secarse la pintura, o
crecer la hierba… sólo que menos divertido. Esto es porque la Reserva
Federal no ha cambiado el índice de referencia de su tasa de Fondos
Federales desde 2008. Así, los observadores de la Fed se han centrado en
los cambios en el lenguaje que se incluye en las declaraciones de la
política de la Reserva Federal. La minúscula revisión en la declaración
de julio fue la inclusión de la palabra “adicional” a las “mejoras al
mercado laboral” que la Reserva Federal quiere ver antes de finalmente
jalar el gatillo de sus tan esperados incrementos a las tasas. Esto
debería dar lugar a una discusión sobre qué tipo de mejoras
“adicionales” podrían ser estas.
De
acuerdo con analistas, el mercado laboral ya ha mejorado
significativamente en los últimos cinco años. Durante ese tiempo la tasa
de desempleo ha declinado de 9.8% a tan sólo 5.3% (datos económicos de
la Reserva Federal de St. Louis). En el Resumen de Proyecciones
Económicas del FOMC
de junio del 2015, las estimaciones de los participantes del Comité
sobre la tasa normal a largo plazo de desempleo, tuvo una tendencia
central de 5,0 a 5,2 por ciento. Pero ese no es el tipo de éxito en el
mercado laboral que ha motivado a Janet Yellen a actuar. Ella está
buscando “mejoras adicionales”.
Dado
que es muy inusual que la tasa de desempleo caiga por debajo del 5%
(habiéndolo hecho en sólo diez años en los 45 años transcurridos desde
1970), debe ser que está buscando mejoras en otros indicadores de
empleo, como el aumento salarial, la participación de la fuerza laboral,
y la proporción entre la creación de empleos de tiempo completo y medio
tiempo. En esos frentes hay muy poco que inspire confianza.
A finales de julio, el Departamento de Trabajo publicó el Índice de Costo de Empleo, el cual se considera la medida más amplia de costos laborales, que mostró un incremento de sólo 0,2% en el segundo trimestre. Increíblemente, este fue el menor incremento trimestral del índice desde su creación en 1982. El resultado se dio muy por debajo la expectativa de consenso de un aumento de 0,6%.
A finales de julio, el Departamento de Trabajo publicó el Índice de Costo de Empleo, el cual se considera la medida más amplia de costos laborales, que mostró un incremento de sólo 0,2% en el segundo trimestre. Increíblemente, este fue el menor incremento trimestral del índice desde su creación en 1982. El resultado se dio muy por debajo la expectativa de consenso de un aumento de 0,6%.
Si
ustedes, al igual que yo, consideran que las mediciones de inflación
que el Gobierno utiliza para calcular el crecimiento del PIB son
subestimadas (su último reporte del PIB asumió una inflación de cero por
ciento), entonces un cambio tan minúsculo en los salarios podría
sugerir que los trabajadores están perdiendo terreno, no ganándolo. Pero
la semana pasada el reportero del Wall Street Journal Jonathan
Hilsenrath, considerado por muchos como el reportero mejor conectado
con los responsables de tomar las decisiones internas de la Reserva
Federal, publicó un artículo citando estudios recientes de la Fed que
muestran cómo los movimientos salariales tienen un efecto incierto sobre
los precios de consumo.
En 2014 el Departamento de Trabajo estimó que en junio de este año 6,4 millones de trabajadores que querían empleos de tiempo completo, estaban ocupando empleos de medio tiempo
Y
dada la consistente preocupación de la Fed acerca de la “inflación
demasiado baja”, esto lo lleva a la conclusión de que el crecimiento
salarial no puede ser considerado un importante motor de la política
monetaria. Así que, tal vez lo que lleva a Yellen a actuar son las
mejoras en la tasa de participación laboral, una métrica de la que
siempre ha hablado en términos reverenciales.
Pero
en ese frente tampoco encontrará mucho que celebrar. El informe de
empleo más reciente, aunque ampliamente reportado como un hecho
positivo, no vio ningún cambio en las tasas de desempleo o de
participación. De hecho, en términos desestacionalizados, julio
estableció un nuevo récord para aquellos que no están en la fuerza
laboral: casi 94 millones de personas. Y la cifra general de 215.000
nuevos empleos fue uno de los informes más débiles de los últimos años,
todos los cuales no han, hasta el momento, provocado un incremento en
las tasas.
A
medida que la tasa de desempleo se ha deslizado de manera constante a
la baja, la tasa de participación ha bajado con ella. De hecho, en años
recientes, más gente ha abandonado la fuerza laboral de la que realmente
ha encontrado empleos. En junio, una asombrosa cifra de 640.000
estadounidenses se dio por vencida en la búsqueda de empleos (Buró de
Estadísticas Laborales 2/7/2015), bajando la tasa de participación a
62,6%, la cifra más baja desde 1977 (FRED, Fed de St. Louis). Y contrario a la rotación puesta por el Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, no se trata de baby boomers
que se estén jubilando. Las personas mayores, de hecho, se están
quedando en la fuerza laboral por más tiempo. Más bien, se trata de
trabajadores en edad laboral que simplemente se han dado por vencidos en
la búsqueda de empleo.
En
2014 el Departamento de Trabajo estimó que en junio de este año 6,4
millones de trabajadores que querían empleos de tiempo completo, estaban
ocupando empleos de medio tiempo. Esta categoría de “subempleados
involuntarios” incluye 56% más trabajadores de los que incluía en el
2006.
Tal
debilidad laboral ayudaría a explicar otro conjunto de datos recién
publicado, que muestra que la economía sigue siendo mucho más débil de
lo que los economistas esperaban. La semana pasada tuvimos el primer
vistazo a las cifras del PIB del segundo trimestre, que todos esperaban
que confirmaran que las cifras cercanas a la recesión del primer
trimestre habían sido más un tope que una grave zanja. De hecho, los
números en el primer trimestre fueron tan malos que convencieron a los
estadísticos del Gobierno de que regresaran a sus pizarrones a
reformular su metodología de cálculo del PIB con el fin de eliminar la
“estacionalidad residual”, que muchos afirmaban que estaba detrás de los
decepcionantemente bajos resultados del PIB de invierno.
La
buena noticia es que la nueva fórmula hizo revivir el primer trimestre
(ahora es positivo, 0,6%, en lugar de negativo), y también mostró que el
segundo trimestre repuntó modestamente a un crecimiento anualizado de
2.3% (Buró de Análisis Económicos, BEA).
Los resultados fueron suficientes como para generar encabezados felices
en los incautos medios que declararon que la economía estaba de nuevo
en buen camino.
Pero
la mayoría de los informes no mencionaron que muchos observadores
habían esperado que la revisión del primer trimestre fuera mucho mayor
(la propia Reserva Federal había estimado que el PIB del Q1 podría ser
tan alto como 1,8% anualizado, si se utilizaran mejores ajustes
estacionales) y que el 2,3% para el segundo trimestre estaba por debajo
de la previsión del consenso.
Estadísticas recientes muestran que la edad promedio de la flota estadounidense de vehículos ligeros tiene un promedio de 11,5 años, la más antigua en la historia
Pero
la reducción en la estacionalidad residual, que impulsó los resultados
del primer Trimestre, obligó al Gobierno a revisar a la baja otras
cifras trimestrales de los dos años anteriores. El resultado neto es que
desde el 2011, la economía no ha crecido en un promedio anual de 2,3%
como se informó originalmente, sino en tan sólo 2% (BEA). Esto hace de
lo que, de por sí, era la expansión más débil en la posguerra, algo aún
considerablemente más débil de lo que los economistas creyeron. ¿Tal vez
pedirán la reactivación de la estacionalidad residual?
El
débil mercado laboral y la economía en debilitamiento pueden explicar
un par de tendencias que no deberían estar ocurriendo en una economía en
fortalecimiento: el creciente amor de los estadounidenses por los autos
antiguos y la alta tasa en la que la gente joven en edad laboral
permanece viviendo con sus padres.
Estadísticas
recientes muestran que la edad promedio de la flota estadounidense de
257,9 millones de vehículos ligeros tiene un promedio de 11,5 años, la
más antigua en la historia. La encuesta de IHS Automotive (/29/7/15)
también mostró que los nuevos compradores de autos estaban manteniendo
sus vehículos por un promedio de 6,5 años, más que los 4,5 años del
2006. Cuando a los compradores les está yendo bien, tienden a comprar
autos nuevos con mayor frecuencia. Cuando no hay prosperidad, mantienen
sus vehículos por más tiempo.
De
manera similar, un estudio reciente realizado por Goldman Sachs, de los
datos del Departamento de Comercio, muestra que el porcentaje de
personas entre los 19 y 34 años de edad que viven en casa de sus padres,
que se había disparado durante la recesión del 2008, finalmente comenzó
a disminuir ligeramente en el 2014, pero esa disminución se detuvo a
principios del 2015. USA Today (5/8/15) señaló que el número de millennials
que viven en casa de sus padres aumentó de 24% en 2010 a 26% en el
primer trimestre del 2015, de acuerdo con un informe del Pew Research
Center. ¿Por qué sucedería esto si la economía realmente estuviera
creciendo?
Dado
que parece poco probable que la tasa de desempleo caiga y ni el
crecimiento salarial ni el aumento de la participación laboral dan
signos de vida, y todavía es muy elevado el porcentaje de aquellos que
quieren trabajar tiempo completo pero no pueden, ¿deberíamos concluir
que la Reserva Federal seguirá adelante con sus planes del alza de tasas
este año?
Si
Janet Yellen está siendo honesta acerca de que la Reserva Federal no
elevará las tasas hasta que tengamos más mejoras en el mercado laboral, y
dado que esas mejoras no se han visto por ningún lado, entonces ¿por
qué no admite simplemente que la Reserva Federal no aumentará las tasas
en ningún momento cercano?
Si
el crecimiento del PIB sólo promedia 2% en el segundo semestre (lo que
me parece probable), entonces el crecimiento del 2015 será sólo de
alrededor de 1,7% anual. Dado que la Reserva Federal no elevó las tasas
en el 2012, 2013 y 2014, cuando el crecimiento era de más del 2%, ¿por
qué lo haría ahora?
Sin
embargo, Wall Street y los medios de comunicación obstinadamente se
aferran a la idea de que el crecimiento del 3% y el alza de las tasas
están a la vuelta de la esquina. Las ideas antiguas son difíciles de
combatir, y esta ha adquirido vida propia.
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