Paulo Trevisani en Brasília y Robert Kozak en Lima

La inflación en Brasil ronda el 6,5%.
Bloomberg News
Luego de registrar años de sólido
crecimiento económico gracias a la demanda global por materias primas
como cobre, hierro, soya y petróleo, los mayores exportadores de
materias primas de América Latina están reduciendo sus expectativas de
crecimiento y lidiando con brotes de inflación.
Sin
embargo, aunque los economistas observan un mejor panorama para países
como Chile, Perú y México, las proyecciones para Brasil son sombrías, lo
cual es un desafío para quien triunfe en las elecciones presidenciales
de octubre.
Los críticos argumentan que
Brasil desperdició los años de auge con medidas que impulsaron el
consumo en lugar de la inversión, mientras que alguno de sus vecinos
siguieron políticas más conservadoras. Con una economía en contracción y
una inflación de 6,5% en doce meses, la economía más grande de América
Latina está en una camisa de fuerza de la que el nuevo gobierno tendrá
dificultad para escapar, sin importar quien resulte ganador.
"La corrección de esto será costosa", dijo
Alberto Ramos,
director gerente de
Goldman Sachs
GS +0.56%
a cargo de investigación en América Latina. Brasília "nunca apreció cuán grave era una inflación de 5%".
Cualquier
medida de Brasil para incentivar las exportaciones a través de la
devaluación del real podría avivar la inflación. Los precios podrían
debilitarse si el gobierno gasta menos, dicen economistas, pero eso
afectaría el crecimiento, en momentos en que la confianza empresarial y
las inversiones privadas se han desplomado. Reducir los costos de
endeudamiento para reactivar la economía no es una opción debido a que
la inflación ya es elevada.
La falta de
opciones de Brasil contrasta con la situación de Perú y Chile. Los
bancos centrales de estos países han reducido los costos de
endeudamiento y han permitido la devaluación de sus monedas frente al
dólar en una apuesta por apuntalar las exportaciones. Estas naciones
también han creado fondos de estabilización que pueden ser usados para
revigorizar sus economías.
Los economistas ven mejores posibilidades para México a pesar de un crecimiento de apenas 1,1% de su PIB en 2013.
"México
es casi el extremo opuesto", dijo
Neil Shearing,
economista jefe para mercados emergentes de Capital Economics
Ltd., firma de investigación de Londres. "Hay una nueva ola de reformas…
y el crecimiento débil de los últimos años debería dar paso a un
expansión más sólida… Creo que la economía mexicana está a punto de
entrar en auge justo cuando la de Brasil se desinfla".
En
2011, cuando los problemas financieros en Grecia generaron temores de
una nueva crisis global, el banco central de Brasil empezó a reducir las
tasas, que entonces se ubicaban en 12%, a pesar de que la inflación
estaba muy por encima de la meta de 4,5%. Las reducciones de tasas
siguieron hasta que la de referencia, la Selic, llegó a 7,25%
Cuando
la inflación empeoró, el banco central dio marcha atrás y en abril de
2013 empezó a elevar las tasas de nuevo. La Selic está ahora en 11%,
pero la inflación sigue elevada, lo que dificulta la reducción de tasas
para estimular el crecimiento.
"Entiendo al principio que hayan recortado las tasas. Pero siguieron con las reducciones, eso me desconcierta", dijo
Tony Volpon,
jefe de investigación de mercados emergentes de Nomura Securities.
El
analista citó a Chile y Perú como ejemplos de países que manejaron
mejor la crisis. El gobierno peruano proyecta un crecimiento este año de
4,0%, frente a 5,8% el año pasado. El Ministerio de Economía y Finanzas
ha delineado una serie de medidas que apuntan a estimular el
crecimiento, como las reformas del sistema tributario y del mercado
laboral, lo que podría aumentar las inversiones del sector privado.
El Banco Central de Chile proyecta una expansión del PIB de 2% en 2014, frente a 4,1% en 2013. La presidenta
Michelle Bachelet
ha prometido gastar US$500 millones adicionales antes de fin de año para estimular el crecimiento.
Luego
de una expansión de 2,5% el año pasado, se espera que la expansión de
Brasil sea de un anémico 0,3%, según economistas sondeados por el banco
central.
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